Restaurante La Font-Turis(Valencia)













"Otra vez Agosto pasa
y nosotros sin mudanza"
"... Desde mi alma a tu alma yerran
mi alma y tu alma" 

Juan Ramón Jiménez

Pasa Agosto y nosotros nos negamos a mudarnos, hoy toca el posado veraniego que cada año intentamos cumplir-hace 3 que no lo hacíamos- en las vacaciones de agosto. Las tormentas veraniegas y otras menos visibles nos han ido condicionando día a día hasta poder reunirnos, esta año en vez de en Agosto ha sido en Septiembre(pero ha sido), algo bueno debería tener el cambio climático.
Esta año Ángel, Lola, Quique y yo.
Al mediodía he quedado con Ángel, compañero de blog y amigo, para ir a la piscina municipal de Buñol, que en días tranquilos de muchedumbres  es un pequeño paraíso con vistas a la montaña.

El agua fresca y transparente inunda el cuerpo, al salir el sol acaricia la piel húmeda, dos momentos impecables de placer, incluso cuando la mente se obstina en restregarte cada problemón, problema o problemita que andan desperdigados por ese mundo infinito llamado inconsciente -y buenos ratos en el consciente más cruel-.quizá un dios o un diablo en lo más profundo del cerebro.

Aprender a dejarse ser lleva toda una vida o quizá más... aún así nosotros lo intentamos con estos encuentros entrañables en los que compartir neuras, sonrisas, bromas que acarician y algún que otro pellizco para ver si espabilamos, la naturaleza y la gastronomía ayudan mucho.

Hoy le toca el turno al Restaurante la Font, muy cerca de Buñol, en Turis, un establecimiento familiar que ha sabido equilibrar la calidad y el precio como pocos y en un ambiente distendido y sin aspavientos, cosas de todo fundamento para el bienestar.

Hemos empezado con una fritura de boquerones, puntilla, calamares y bacalao, siento comunicarles que no he podido poner la fotografía, el hambre y el saber hacer en este plato nos hizo olvidar nuestras obligaciones. Exquisito.
Tras la fritura, unas gambas al ajillo bien conseguidas tanto el producto, el sabor y la cocción del ajo y le guindilla. Por poner alguna pega, le sobraba una par de milímetros de aceite para mi gusto. Por si les sirve nos sobró nada.
Seguimos con unas cigalitas pequeñas con ajos tiernos y pimientos de padrón, un plato conseguido sin duda, excepto por el pimiento, no sabría decirles por qué, pero así lo dicta mi paladar.
Para el cambio de buqué una bandeja de verduras a la plancha, o como deliciosamente las hagan, buen producto y una excelente ejecución, nunca fallan: esparragos trigueros, setas de cardo, cebolla, pimientos verde y rojo, tomate, berenjena, calabacín, un picadillo sutil por encima y mucho arte preparándolo.
Para rellenar dos entrecot al punto con patatas fritas caseras, buena carne y hecha en su punto. Añadí sal cosa que me gusta por aquello de que sea el comensal el que dé el último toque.
De postre Perfecto de frutas del bosque con salsa de mango y un helado de yogur, ideal para el paladar y una buena digestión.
Chupitos de orujo y whisky, cortado y bombón y dimos por concluida la comida.
La guinda, veinticinco euros por persona humana en tiempos de máxima inflación, se ha empeñado el sistema en amargarnos la vida. Restaurantes así ayudan y mucho en tiempos de intereses turbulentos.

Durante la comida olvidé contarles, entre otras, que salió una promesa hacia el Camino de Santiago con ímpetu, cuestión que suscitó distintos enfoques y reavivó tercas y lívidas emociones, mientras intentábamos acoplar un tramo del camino a nuestra realidad diaria. Aquí ya estábamos en la terraza del Wins en Buñol, en la tarde se sentía una leve brisa fresca, suficiente para que el calor no molestara. Un whisky con coca-cola zero, otro con limón, un orujo blanco y dos quintos a un euro dieron la nota de color y colofón a un día de esos que siente uno haber vivido, que en realidad suele igualarse a haber compartido.

Cuando pasa Agosto parece que el verano termina, no duden en repetir algo parecido y comprobarán que todo, todo, está en nuestra imaginación, y así, desde ella, terminé en un siesta tardía, al despertar estaba anocheciendo y con mucho cuidado regué las plantas que habitan mi casa; no deberíamos olvidar que cada momento lo construimos nosotros, o no lo hacemos y nunca existió, dicen que el que la lleva la entiende... no lo tengo del todo claro.


alejandro agustina cárcel 



 

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