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Tapería Pulpería Ligazón

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Como imagino saben, y si no se lo recuerdo, solemos quedar una vez a la semana a comer con mi amigo Ángel coautor de este blog y con mi amigo Miguel, aunque no siempre coincidimos los tres, esta vez ocurrió. Ángel nos sorprendió con un nuevo local Taparía y Pulpería Ligazón, en el que el plato estrella es el pulpo, con la suerte de que a lo tres nos gusta. Fuimos sin reserva y sabiendo poco más de lo que hasta aquí les cuento. Al llegar vimos una gran terraza frente al restaurante con muy buena pinta, entramos y tuvimos la suerte de que había mesa. El local en la entrada tiene una zona "pre" cubierta con un barra-mesa en alto y taburetes, muy adecuada para tomar la cervecita del mediodía y en la actualidad quizá un buen sitio para, en soledad, leer, abrir, el móvil, la tablet o el portátil y pasar una rato haciendo cada uno nuestras cosas. Me gustan estos detalles, y si además ves la silueta de Valle-Inclán y un poema escrito en la pared de la entrada y una exposición de pint

Taperia & Pulpería LIGAZÓN

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          Los barrenderos acopiaban las hojas caídas en montones sobre la hierba de los parterres para cargarlas en el camión y transportarlas después al vertedero. Me costaba caminar por las solanas por el calor húmedo  y busqué sombras y brisas bajo  los aleros de las casas o al costado de los árboles. Era una mañana de mediados de Septiembre, se despertaban los comercios y las calles de Valencia se llenaban de vehículos y  transeúntes que van a sus ocios o a sus quehaceres con aparente indiferencia y armonía. Sin embargo dentro de cada cual  hay  un presente de donde  brotan  sus vidas:  la mujer que no puede divorciarse del marido por miedo a la soledad, el joven  que solo  puede tener en su cabeza a su nuevo amor, un abogado que lleva en su carpeta la cartas de despido de una empresa, el marido que acude asiduamente a las salas de masajes con final feliz y cuando mira a su esposa se siente culpable, el niño que ha soñado  que vivía solo y perdido, el que cr

Restaurante La Font, Turis (Valencia)

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               No soy cetrino. Lo que sucede es que los veranos me gusta tomar el sol en la playa y acabo con la piel muy bronceada. Lo digo porque hace un par de días quedé con mis amigos  Alejandro y Lola en  Buñol para celebrar el final del verano como ya hicimos  por estas fechas en épocas  anteriores.Y aunque nadie mencionó el color de mi piel, sé que más de uno lo pensaba, en clave de humor, por supuesto.             Este año el agua de la piscina municipal estaba  fresquita, el cielo con un sol brillante  y las imponentes montañas de enfrente de un verde perenne con pequeñas casas blancas en la cima, si   añadimos que en el recinto estaban mis amigos y otras personas conocidas la mañana resultó amena, idílica, casi amorosa.           Después de un pequeño aperitivo en el bar de la piscina  decidimos ir  al restaurante La Font, situado en Turís, a unos doce kilómetros de Buñol. Allí nos encontramos con Enrique,  compañero  sentimental de Lola y a

Restaurante La Font-Turis(Valencia)

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"Otra vez Agosto pasa y nosotros sin mudanza" "... Desde mi alma a tu alma yerran mi alma y tu alma"  Juan Ramón Jiménez Pasa Agosto y nosotros nos negamos a mudarnos, hoy toca el posado veraniego que cada año intentamos cumplir-hace 3 que no lo hacíamos- en las vacaciones de agosto. Las tormentas veraniegas y otras menos visibles nos han ido condicionando día a día hasta poder reunirnos, esta año en vez de en Agosto ha sido en Septiembre(pero ha sido), algo bueno debería tener el cambio climático. Esta año Ángel, Lola, Quique y yo. Al mediodía he quedado con Ángel, compañero de blog y amigo, para ir a la piscina municipal de Buñol, que en días tranquilos de muchedumbres  es un pequeño paraíso con vistas a la montaña. El agua fresca y transparente inunda el cuerpo, al salir el sol acaricia la piel húmeda, dos momentos impecables de placer, incluso cuando la mente se obstina en restregarte cada problemón, problema o problemita que andan desperdigados por ese mundo in

Bar Anvi

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            Las aceras se poblaban de  ruidos, sauces  y otros árboles que proyectan  zonas de sombra  por donde la gente transitaba con ritmo de  rutina en este día claro y otoñal. Desayunando  en una terraza soleada, una pareja de jóvenes discuten en alta voz sobre los  problemas de su relación; frenéticos, sin tregua, sin escucharse a sí mismos y ajenos a los ocupantes de las  mesas vecinas. Tanto dardo en sus palabras, tanto reproche, tanta decepción, que causaba dolor alrededor. Aquello era un duelo, un desgarro, un  desamor que me conmovió por lo que decidí alejarme con mi consumición algunos metros.           Ahora, desde la distancia, creo que no era  para tanto; era un lenguaje alterado, raro, pero de amor. Lo comprendí después;  cuando pensé que uno, a veces, debe poner las cartas boca arriba, lanzar su vida al viento e ir  con todo en el  instante  que se  juega lo más querido. Es algo que ya no está bien visto, una concesión a lo correcto, al que dirán, a la

Bar-Restaurante ANVI

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  "Nada es en el entendimiento que antes no haya sido en los sentidos" E.Kant. Probablemente en la comida pase como en el entendimiento y los sentidos. Hay pocos placeres que duren tanto en la vida como degustar unas buenas viandas: a cualquier edad y en cualquier circunstancia el bocado puede ser un placer, por lo tanto un gran aliado. Como todos vivimos con ciertas cargas, unos más que otros y no por eso en la misma proporción, crear ciertos ritos, tal y como hacemos mi amigo Ángel y yo, aquí y allí(en los restaurantes), puede convertirse en un acto maravillosamente eficiente para viajar desde los sentidos al entendimiento y viceversa. La gastronomía tiene esa pizca de excelencia, la amistad y la compañía también, no son comparables pero sí extensibles, y me van a perdonar pero cada vez que consigo que algo se expanda en mi interior soy un poco más feliz y a la postre también creo que a todas las personas de nuestro círculo emocional. Es lo maravilloso del ser humano, mucha

L'Atelier pan tan

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               Llueve y, aun así, decido salir de casa  sin paraguas. Camino  bajo los aleros de los edificios, me resguardo en los portales  y cuando  arrecia me cobijo  en cualquier cafetería para tomar café y  medialuna. Es de esos días  que uno aligera el paso como si le corrieran o le embargara la prisa. En realidad lo hago para mitigar el frio y esquivar la lluvia; convirtiéndose, luego, en un divertido juego.           En el barrio del botánico se encuentra L’Atelier pan tan. Este barrio le debe el nombre al jardín botánico de la Universidad de Valencia; un museo de naturaleza y sosiego a la intemperie junto al centro histórico de la ciudad. Las casas por aquí no tienen más de cuatro alturas con fachadas lisas pintadas de colores y balcones de hierro sin labrar; de una estética popular, alegre y sencilla que acabó de configurarse a lo largo del siglo pasado. El ambiente general es una mezcla de bohemia y modernidad  con todos los servicios necesariosnecesario

Restaurante L´Atelier Pan Tan-Valencia

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Hoy Ángel me propone un restaurante un tanto atípico para lo que acostumbramos: L´Atelier Pan Tan en la calle Turia 11 en Valencia. Inmediatamente mi cabeza hila con algunos de las experiencias vividas en esta calle, que por cierto han sido muchas. Se trata de una calle muy singular llena de restaurantes, cultura y lugares maravillosamente singulares como el Café del Duende, donde mi memoria me muestra decenas de recuerdo estupendos, momentos de felicidad auténtica. Lo primera vez que estuve en este café me invitaron a ir a ver a un Cuentacuentos, me divertí y reí de lo lindo. Se sucedieron después muchas otras semanas acudiendo a cuentos, conciertos, teatro, gastronomía... y sobre todo conociendo artistas y personas cercanas al arte en todo su sentido y de esa forma que tanto gusta ajena a lo comercial. Todo ello, como siempre intenté compartirlo con mis amigos y mis amores, todos ellos, me consta, que lo disfrutaron. Una época divertida y activa que creó en mi memoria recuerdos dulce