Bar Restaurante el Kiosko
A veces me pregunto por qué trabajamos tanto, dedicamos tantas horas a ganar dinero, eso si tienes suerte y no eres autónomo, en éste último caso también puedes trabajar mucho y perder platica(como dirían algunos semejantes). Para bien y para mal he vivido todos los casos en mis casi treinta y cinco años de vida profesional.
Me pregunto: ¿pero qué hago yo pensando en trabajo si hoy es jueves y viene mi amigo Ángel a compartir comida y charla?
Sinceramente me resulta difícil, cuando no imposible, desligar mi vida personal de mi vida profesional, como tantos autónomos de este país.
Si uno echa la vista atrás se acumulan como en un balance tanto activos como pasivos, o lo que es lo mismo, tanto éxitos como fracasos. No seré yo quien dé el resultado todavía.
Cuando fracasas los amigos se reducen, cuando tienes éxito los amigos crecen. Lo hermoso es aquellos, que pese a no cumplir con sus expectativas, incumplir involuntariamente o errar, siguen respetándote como el primer día. Son pocos, pero no imaginan cuánto valor tienen en mi vida. Aprovecho estas palabras para darle las gracias a todos, familia y amigos que me han ayudado siempre a mantenerme en esa cuerda floja que siempre es emprender.
Dejemos este asunto y vayamos a lo importante, o quizá lo contrario, en todo caso hoy hemos elegido una de la terrazas de la famosa Plaza del Collao con la calle Ercilla, exactamente en el Bar-Restaurante el Kiosko, desde 1969 ahí está dando de comer y beber a todo los que por allí pasaron y pasan, eso ya es un gran logro.
El lugar es amable y agradable, sobre todo en día soleado como hoy, de invierno. En sus mesas de la terraza, que cuesta coger, se mezcla un ambiente cosmopolita que parte del turismo junto a un ambiente más valenciano o de personas que trabajan por las inmediaciones.
Hoy he pedido melón con jamón-por aquello de lo sano de la fruta, compensado con una sepia rebozada y de postre un flan. Todo bien excepto la sepia. Bueno, suave y crujiente el rebozado, pero un material muy flojo en su interior; sugerir a los cocineros que el melón hay que cortarlo sin las partes duras, un buen plato se desmerece mucho si se hace un aprovechamiento desproporcionado o bien se corta con prisas o de cualquier manera.
11 euros el menú, un precio razonable, eso sí, cada bebida más a 2 euros, pero que vamos a decir si el lugar sigue con ese encanto y además nos tocó un camarero simpático y alegre, eso siempre es de agradecer.
Si pasan por ahí siéntense un rato mirando al sol, contemplen el olivo que llamó la atención de mi compañero Ángel y déjense llevar por la brisa y quizá algún rayo de sol que caliente sus mejillas, con una cerveza fría en la mano... usted mismo y un buen amigo-a.
alejandro agustina cárcel
Comentarios
Publicar un comentario