REPETIMOS
REPETIMOS
Un viento
huracanado arrastra el polvo de la
calle, acelera el paso de las gentes,
vuela las sombrillas de las terrazas
y tira al suelo vasos y copas
que estaban sobre las mesas. Es un día gris y raro. El sol empuja las
nubes y logra de tanto en tanto enviarnos algunos rayos, pero es un sol
herido, un sol heroico que se sabe vencido por este mar de nubes grises que ni siquiera nos darán su lluvia, son solo nubes tristes que oscurecen el día
Este tiempo
me lleva a concluir que la ciudad también está condicionada por agentes
naturales de los que no siempre soy
consciente y que producen cambios en mi vida que la hacen variada .
Hoy teníamos
pensado comer en un restaurante distinto, pero dada la climatología decidimos
no alejarnos demasiado de nuestro lugar
de encuentro habitual y repetimos. Este es el restaurante que ya nombré
en este blog hace unos días y al que mi
amigo Alejandro y yo venimos con asiduidad porque ya es un poco nuestro hogar. Estoy junto al ventanal central del comedor, sentado sobre un canapé
de estilo y con platos y vasos sobre una mesa de mármol blanco y es
fácil girar la cabeza y observar la terraza , la calle de las Garrigas y el correr de la gente; como cuando desde la orilla se mira el río en un día tranquilo.
De primer plato elijo crema de espinacas con queso de cabra; es
suave, agradable y sabrosa. De segundo mero con menestra,
patatas y salsa de perejil. Aquí , en el restaurante Barón, con los pescados siempre
se acierta pues ya dije en este blog hace algunos días que es fresco por la proximidad
al Mercado Central. En general la relación calidad precio
de este local es excelente.
Después del postre y el café pagamos en caja el servicio y nos fuimos andando para acompasar la digestión de la comida por la calle de
las Garrigas que hoy parecía un bosque degradado por el viento huracanado, como definiendo su nombre de este modo. Luego dimos un giro y tomamos una plaza y nuevas calles. Ya semiperdidos, fuimos en una dirección indefinida dejándonos llevar como cantos rodados en el cauce del río hasta el final de la tarde.
Las cosas no
salen siempre según lo previsto y hay que improvisar, rodar, salir adelante y sentirnos vivos.
Valencia, 5 de Marzo de 2020
A. Núñez Cámara
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