Terraza Restaurante Espai Seda
Mi amigo Ángel y yo retomamos nuestras comidas de los jueves y volvemos a escribir sobre nuestras experiencias gastronómicas y humanas, tanto monta monta tanto. Hoy le toca a una terraza restaurante muy agradable: Espai Seda, un descubrimiento de mi compañero que siempre está escudriñando agudamente entre los rincones de esa Valencia viva que parece que vuelve poco a poco.
Lo primero que nos atrajo del lugar fue su ubicación en la terraza de detrás del Museo de la Seda, ya solo con eso vale la pena ir a sentarse un rato y comer y charlas de lo divino y de lo humano.
Tuvimos que hacer dos intentos, el primero infructuoso, estaba lleno, pero nos sirvió para coger el teléfono y reservar que siempre es buenos ser precavido... desde luego sin perder un cierto espíritu aventurero o más bien dejándote llevar por el azar, que nunca anda solo.
Un día soleado de primavera, ni frío ni calor, esa temperatura agradable que no perturba lo físico y armoniza lo mental o espiritual según quien lo mire. La temperatura perfecta para una terraza de estas características. Un estar agradable desde luego, incluso cargados con esa mochila invisible que todo llevamos a cuestas, en días como estos casi desparece.
La comida la empezamos con el aperitivo de la casa hoy, una ensaladilla rusa de remolacha, nos gusta conocer nuevos platos, hay que decir que estaba rica y con sabores singulares, un acierto.
Al menú le sigue una escalibada con bacalao ahumado, estos platos me chiflan con un buen pan, sobre todo si está hecha con esmero y está lo estaba. Entre medias un corazón de alcachofa con salsa romescu y sardina ahumada, demasiado romescu y poca alcachofa, aún así una buena apuesta. Y seguimos con el plato del día arroz con sepia y calamar, muy seco para mi gusto, aunque hay que reconocer que el sabor lo acertaron. Y para terminar y de postre un brownie de chocolate con helado de nata y fresón natural, bien combinado y del tamaño exacto para terminarlo y no llenarte demasiado. Menú de 18 euros más las borlas 20 euros, muy bien equilibrado calidad precio y el servicio muy correcto.
Lo mejor, sin duda el lugar, muy agradable para compartir con un amigo una comida sin excesos y la charla que se dio en lo confines de cada una de nuestra circunstancia. De vez en cuando creo que repetiremos, ya os contamos. Salud-os.
Lo primero que nos atrajo del lugar fue su ubicación en la terraza de detrás del Museo de la Seda, ya solo con eso vale la pena ir a sentarse un rato y comer y charlas de lo divino y de lo humano.
Tuvimos que hacer dos intentos, el primero infructuoso, estaba lleno, pero nos sirvió para coger el teléfono y reservar que siempre es buenos ser precavido... desde luego sin perder un cierto espíritu aventurero o más bien dejándote llevar por el azar, que nunca anda solo.
Un día soleado de primavera, ni frío ni calor, esa temperatura agradable que no perturba lo físico y armoniza lo mental o espiritual según quien lo mire. La temperatura perfecta para una terraza de estas características. Un estar agradable desde luego, incluso cargados con esa mochila invisible que todo llevamos a cuestas, en días como estos casi desparece.
La comida la empezamos con el aperitivo de la casa hoy, una ensaladilla rusa de remolacha, nos gusta conocer nuevos platos, hay que decir que estaba rica y con sabores singulares, un acierto.
Al menú le sigue una escalibada con bacalao ahumado, estos platos me chiflan con un buen pan, sobre todo si está hecha con esmero y está lo estaba. Entre medias un corazón de alcachofa con salsa romescu y sardina ahumada, demasiado romescu y poca alcachofa, aún así una buena apuesta. Y seguimos con el plato del día arroz con sepia y calamar, muy seco para mi gusto, aunque hay que reconocer que el sabor lo acertaron. Y para terminar y de postre un brownie de chocolate con helado de nata y fresón natural, bien combinado y del tamaño exacto para terminarlo y no llenarte demasiado. Menú de 18 euros más las borlas 20 euros, muy bien equilibrado calidad precio y el servicio muy correcto.
Lo mejor, sin duda el lugar, muy agradable para compartir con un amigo una comida sin excesos y la charla que se dio en lo confines de cada una de nuestra circunstancia. De vez en cuando creo que repetiremos, ya os contamos. Salud-os.
Comentarios
Publicar un comentario